Sin dudas, la irrupción del coronavirus en nuestras vidas nos obligó a cambiar los hábitos casi por completo. Y, como no podía ser de otra manera, el mundo del trabajo también debió modificarse. El teletrabajo se instaló con fuerza -más por necesidad que por opción- y las oficinas quedaron prácticamente vacías de la noche a la mañana. Este escenario obliga a repensar tanto los espacios de trabajo como la forma de utilización de ellos.
Algunos especialistas afirman que las oficinas tal como las conocíamos antes de la pandemia podrían desaparecer y que estamos ante el nacimiento de un nuevo paradigma. Otros, en cambio, ven que éstas actualmente viven un proceso transicional que las está impulsando a experimentar un cambio. Pero lo cierto es que, más allá de los matices, la mayoría coincide en que ellas son fundamentales en la dinámica comercial de cualquier empresa. “La primera oficina fue creada el 31 de diciembre de 1600 por la Compañía Británica de las Indias Orientales. En ella, filas de empleados llevaban la contabilidad y la administración de la empresa. Desde entonces casi no ha habido cambios. Pero la llegada del Covid-19 obligó a todos a tener que readaptarse y a modificar prácticas y costumbres. Podría decirse que la pandemia instó a las oficinas a que den un paso evolutivo importante. Éstas no van a desaparecer; sin embargo, sí deberán reorganizarse y poco a poco irán surgiendo nuevos formatos capaces de acompañar a estos tiempos”, sostiene Adrián Mercado, CEO del Grupo Adrián Mercado.
“La oficina es el corazón de cualquier compañía. Es el espacio donde interactúan los empleados motivados por objetivos comunes y está relacionada con la productividad y la cultura de la organización. Pre Covid-19 estos lugares eran una de las principales herramientas que tenían las compañías para atraer y retener a los talentos; además de ser el espacio donde las personas pasaban mayor cantidad de horas del día en forma activa. Post Covid-19 las oficinas seguirán siendo el lugar donde se genere la cultura de la organización y continuarán teniendo un rol fundamental para atraer y retener al personal. Quizás, ya no sea el espacio donde la gente pase más tiempo del día, pero -sin dudas- seguirá siendo un punto de encuentro necesario para la interacción laboral e interpersonal”, comenta Fernando Novoa Uriarte, socio y director de Transaction Management de Newmark Knight Frank Argentina. Y agrega: “La cultura de las empresas no se puede generar y alimentar únicamente mediante espacios virtuales. Las relaciones interpersonales son fundamentales para mantener la motivación, la productividad y satisfacer necesidades sociales de las personas. Y aquí es donde queda en claro la importancia de las oficinas”.
En la misma dirección afirma Rafael Valera, Broker Senior de Cushman & Wakefield: “El ser humano es un ser social que necesita de los vínculos para poder desarrollarse. Partiendo de esta base, la oficina no es sólo una caja contenedora de colaboradores sino más bien el espacio en donde se genera el ámbito propicio para que los empleados logren desarrollarse. Es el lugar para incentivar la colaboración, la innovación, las buenas prácticas y, al mismo tiempo, fomentar la cultura, el compromiso a largo plazo y el sentido de comunidad tan necesario para motivar a los equipos de trabajo”.
Alex Sakkal, cofundador y director comercial de la desarrolladora de edificios corporativos premium Nómada, está convencido de que el teletrabajo es una gran herramienta pero que tiene algunas restricciones. “Una enseñanza que dejó el home office es su limitación a cuestiones transaccionales para la concreción de tareas o bien para la resolución de problemas coyunturales. Además de que es una modalidad que no nos permite proyectarnos, ¿quién se imagina seguir trabajando casi exclusivamente frente a una pantalla de acá a 10 años?”, comenta el desarrollador.
Scott Grbavac (asociado del estudio de arquitectura Urban Agency de Copenhague en Dinamarca, que cuenta con oficinas en tres continentes y que participó del ciclo de seminarios de Nómada (Frameworks for Interaction), entiende que el ser humano se completa con el contacto con el otro: “Trabajar permanentemente desde los hogares conlleva una visión extremadamente solitaria de la existencia humana. Si todos trabajáramos desde nuestras casas, se perdería la interacción con la ciudad. Ir desde el hogar a las oficinas es una oportunidad única para interactuar con la comunidad, con las personas que probablemente nos cruzamos a diario, de poder tomarnos un café o iniciar un diálogo casual. Todo esto no podría nacer de otra manera”, reflexiona Grbavac.
Por esta misma razón considera que los edificios no deben ser como castillos amurallados que sirvan únicamente para las personas de su interior, sino que deben ser abiertos y permeables para que la ciudad pueda ingresar en él. “Sin dudas, estamos frente a un enorme desafío que nos invita a reinventar no sólo los espacios de trabajo sino también los edificios de oficinas. Aprovechar esta oportunidad nos permitirá dar paso a una ´nueva etapa´ que cambiará la manera de trabajar y que hasta fortificará el vínculo con y entre los empleados”.
Larga vida a las oficinas
Teniendo en cuenta el actual escenario, los especialistas no dudan en el sentido de la existencia de las oficinas. El punto en cuestión es la forma en que éstas se utilizarán. “Creo que no está en duda si oficinas sí u oficinas no. Lo que se está reorganizando -post Covid- es la cantidad de días y de horas que las personas estarán utilizándolas. Otro de los cambios que se observan es la re-adaptación de los espacios interiores. Éstos comienzan a modificarse, tendiendo a ser lugares colaborativos sin puestos fijos”, comenta Novoa Uriarte.
Los especialistas afirman que este tipo de inmuebles comerciales están atravesando un necesario proceso de mutación. Actualmente, la búsqueda de las empresas está apuntada a optimizar y refuncionalizar estos espacios. “La tendencia, incluso pre Covid-19, da cuenta de que las empresas -y sobre todo las del sector tecnológico- ya concebían las oficinas sin puestos fijos y, además, por equipos. Ya en el diseño de estos lugares se observaba una mayor preponderancia de los espacios colaborativos, es decir, salas de reuniones de diferentes tamaños muy bien equipadas, phoneboots, amplias cafeterías y livings, entre otros sectores. Post covid-19 esto se potenció y hoy la mayor parte de los sectores se está adaptando con esta visión. Pero me animaría a decir que estos cambios están vinculados con nuevas dinámicas socioculturales y nuevas metodologías laborales, muchas de las cuales están influenciadas por los avances tecnológicos”, cuenta Novoa Uriarte.
Para Mercado, el Covid-19 solo aceleró un cambio que se venía gestando hacía ya varios años. “En sí, los edificios de oficinas, hace tiempo empezaron a modificarse. Parte de ese proceso fue la aparición del coworking y las nuevas formas de entender y de diseñar estos espacios. Desde hace mucho tiempo la sociedad comenzó a experimentar cambios en la manera de comunicarse y eso, poco a poco, se fue traduciendo en la concepción de la propia oficina. Así fue que, hace años, las oficinas herméticas para las máximas autoridades les fueron dando paso a las plantas libres. Atrás quedaron las barreras. La comunicación entre jefes y empleados comenzó a ser más directa. El contacto visual se hizo imprescindible. Visto de esta forma, la idea de generar espacios o puntos de encuentro resulta un peldaño más de la propia escalera evolutiva”, dice Mercado.
Una de las tendencias -que en este escenario parece tomar fuerza- es la creación de los denominados Town Hall, espacios dentro del sector laboral que están destinados a la escucha organizacional. Éstos pueden montarse tanto en una sala como en sectores verdes, al aire libre. Lo importante es que estas áreas generen un ambiente propicio para que el grupo de trabajo pueda reunirse a conversar. Está comprobado que este tipo de sectores mejora la comunicación interna, aumenta el sentido de pertenencia, el compromiso y la eficiencia laboral. “El concepto de flexibilidad a la hora de conceptualizar edificios también refiere a poder convertirlos en espacios para el disfrute. Los inmuebles no residenciales como las oficinas pueden evolucionar y ser los lugares adonde la gente va a encontrarse y disfrutar”, dice Carl Backstrand, director internacional del estudio de arquitectura White Arkitekter, de Gotemburgo, Suecia, que también formó parte de Frameworks for Interaction.
La vuelta al trabajo
Los analistas coinciden en que el regreso a las oficinas ya es un hecho en Buenos Aires, y que esto va en la misma dirección que se observa en gran parte del planeta. “Lo que sucede a nivel local en términos generales refleja lo que ya está pasando a nivel global. Los empleados de las principales empresas están volviendo a trabajar paulatinamente. Aquí, en nuestro país, y especialmente en la ciudad de Buenos Aires, esto se viene dando de una forma muy gradual”, cuenta Varela.
Para Andrés Neumann, co-fundador y CEO de Nómada, la vuelta a la oficina se basa en dos grandes pilares: “Los estímulos positivos y la percepción de seguridad en el espacio de trabajo. Decidimos poner mucha energía en el primero, sin descuidar la importancia del segundo”, remarca. Y amplía Sakkal: “La mayoría de las empresas que tienen sus oficinas en Tesla Patricios II expresaron sus ganas de regresar. Pero ellos saben que se trata de un tema muy sensible para muchos empleados; por eso sostienen que el regreso debe ser opcional, paulatino y con equipos limitados”.
Muchas fueron las estrategias que comenzaron a implementar las empresas para garantizar el regreso de sus empleados a los espacios de trabajo: desde la aplicación de protocolos sanitarios hasta la creación de burbujas con rotaciones de equipos para tener un mayor control preventivo-sanitario. Por otro lado, la mayoría de los consorcios de los principales edificios de oficinas incorporaron diferentes tecnologías destinadas a agilizar el tráfico en recepciones: cámaras que toman temperatura en forma automática, ingresos con lector facial -para evitar el contacto humano- y desinfección de calzado, entre otros. También comenzaron a certificarse edificios con “Protocolo de Covid-19”, verificado por normas del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), que hacen foco en la purificación del aire y en las circulaciones de los espacios comunes, entre otros puntos. Este sello -que lleva el nombre de Covid-free- busca el cambio de hábitos en la operación de los espacios en base a las recomendaciones emitidas por las autoridades sanitarias.
La primera en obtener esta certificación fue la empresa administradora de edificios de oficinas Waves. “Responde a las medidas que tomamos desde el inicio de la pandemia para un regreso seguro. Los protocolos fueron elaborados y adaptados a cada uno de los edificios que gerencia Waves, identificando los peligros y riesgos de contagio. Hoy nuestros edificios se encuentran preparados para que los clientes y sus empleados puedan volver con la seguridad garantizada”, comentó Marcos Villanueva, CEO de Waves.
Para aquellos que quieren volver a la oficina, la firma Nómada lanzó una propuesta atractiva. Invita a todas las personas que trabajan en algunas de las empresas del Distrito Tecnológico a poder disfrutar de una jornada de trabajo en Piso Once, el multiespacio de Tesla Patricios II, un rooftop de 1300 metros cuadrados. Pueden ir a trabajar solos o con sus amigos mientras disfrutan de una de las mejores vistas de la ciudad con buena música, juegos, snacks y bebidas.
Impacto en el mercado
En esta coyuntura las compañías van a requerir una menor cantidad de espacio ya que, con los esquemas de rotación, no hace falta que todos los empleados trabajen en forma presencial al mismo tiempo. “Esto ralentizará la absorción de metros cuadrados manteniendo las vacancias elevadas por un tiempo. En mercados muy desarrollados esta coyuntura desalentará las nuevas incorporaciones al stock. Pero en la Argentina, que es un mercado muy pequeño -en términos de cantidad de metros cuadrados per cápita, en relación a otros países de Latinoamérica-, el impacto será menor y, a su vez, experimentará una mayor velocidad de recuperación”, cuenta Novoa Uriarte.
Fuente: La Nación