Las limitaciones en la compra de divisas estimulan la compra de oficinas premium y depósitos logísticos por parte de aquellas compañías que acumulan capital en pesos y quieren preservar sus ganancias.
En las crisis siempre hay oportunidades. En la Argentina de la restricción cambiaria, muchas empresas están apostando al mercado inmobiliario de oficinas: imposibilitadas de comprar divisas y girar utilidades al exterior, utilizan su excedente de pesos para comprar inmuebles corporativos. De esa manera, resguardan su capital convirtiéndolo en “ladrillos”.
Según los datos que maneja la empresa de servicios inmobiliarios corporativos Cushman & Wakefield, durante 2020 se realizaron en Buenos Aires transacciones por U$S 169 millones, con más de 30.000 m2 comprados por empresas nacionales e internacionales con la intención de “dolarizar” su cartera. “Esto es algo que ya sucedió en el cepo anterior, de 2011 a 2015, donde muchas empresas se volcaron a comprar propiedades comerciales, oficinas premium o depósitos logísticos, como estrategia de diversificación para poder invertir. Y eso está volviendo a suceder ahora. Pero durante el cepo anterior, ante la alta demanda, el precio de las oficinas aumentó. Hoy, en cambio, se está manteniendo. En los últimos meses se hicieron operaciones muy importantes”, señaló José Viñas, director de Brokerage de Cushman & Wakefield. De hecho, según estimaciones de la compañía, en los cuatro años de la restricción cambiaria anterior se hicieron operaciones por 51.000 m² con este objetivo de capitalizar excedente de pesos, mientras que en los dos años de la actual ya se transaccionaron 31.800 m².
Para que esta modalidad de inversión pueda hacerse efectiva, es necesario que los propietarios de los inmuebles corporativos acepten realizar las operaciones en moneda local, algo que está sucediendo con aquellos desarrolladores que pueden reinvertir los pesos de manera inmediata. Las opciones más comunes son la compra de oficinas o depósitos logísticos, con renta o para uso propio, la participación en el desarrollo de un inmueble a ser utilizado o alquilado en el futuro o comprar tierra.
En tiempos donde por la pandemia y la extensión del home office se discute mucho sobre el futuro de las oficinas, Buenos Aires tiene la “ventaja” de que su oferta no es tan alta como en otros países de la región, por lo que los inmuebles corporativos siguen siendo un activo valorado. “Buenos Aires tiene el menor ratio por metro cuadrado de oficinas de toda Latinoamérica. Tiene la mitad de las oficinas por metro cuadrado que San Pablo, Santiago de Chile o México. Por esta circunstancia es que sigue teniendo mucho atractivo, ya que las rentas van a seguir fluyendo a buenos valores”, comentó Herman Faigenbaum, director general de Cushman & Wakefield. Según un reporte de la compañía, la capital argentina tiene los alquileres más caros en dólares de toda la región.
Para poder acompañar esta tendencia y asesorar a las empresas que buscan resguardar sus pesos con alguna de las opciones que hoy ofrece el real estate corporativo, Cushman & Wakefield acaba de lanzar Brick Value. “Es un plan que armamos luego de haber asesorado e implementado esta solución con importantes empresas. Se orienta a la compra de inmuebles corporativos, como una alternativa de inversión segura, discreta y confiable para aquellas compañías que, ante la imposibilidad de girar utilidades al exterior y comprar moneda extranjera, buscan diversificar su cartera, generar una renta o utilizar los inmuebles para uso propio”, explicó Viñas.
El servicio está pensado para cualquier tipo de empresa que busca una solución inteligente para resguardar su capital acumulado en pesos, ya se trate de compañías con experiencia en este tipo de transacciones o de aquellas acostumbradas a hacer otro tipo de inversiones.
Fuente: La Nación