Algunas empresas optan por este tipo de inversiones para canalizar el excedente de pesos que se genera por las medidas cambiarias vigentes.
Tal como sucedió durante el anterior cepo cambiario, entre 2011 y 2015, muchas empresas se encuentran ante un exceso de liquidez que, debido a los altos índices inflacionarios y a la devaluación constante, las expone a una desvalorización inexorable de ese capital en pesos. En esta etapa donde se acentúan las restricciones tanto a la compra de divisas como a la posibilidad de girar las ganancias fuera del país, resolver esta situación se torna urgente.
Es por ello que son varias las compañías que ven con buenos ojos la compra de inmuebles corporativos como una alternativa conveniente para resguardarse de este efecto. Tal como señala José Viñas, director de Brokerage de Cushman & Wakefield, empresa de servicios inmobiliarios corporativos, “las restricciones se incrementan y resulta cada vez más difícil comprar dólares o sacarlos del país”.
Con el expertise acumulado entre 2011 y 2015, Cushman puso en marcha en esta nueva etapa una iniciativa a la que denominó Brick Value. “A partir de aquella experiencia en la que atendimos muchos clientes que necesitaban resguardar sus pesos de la devaluación y la inflación, creamos este nuevo plan con el objetivo de acompañar a las empresas en su búsqueda de nuevas inversiones en real estate corporativo”, resume Viñas.
Si bien la pandemia plantea alertas y nuevos desafíos distintos a los de la década pasada, especialmente por la incertidumbre acerca del uso de las oficinas en el futuro, hay varios factores a considerar que relativizan los eventuales riesgos.
En principio, Buenos Aires tiene un mercado de oficinas mucho más sano que el resto de Latinoamérica, ya que hay menos metros cuadrados de oficinas y está subofertado. “Eso genera que haya menos vacancia. Si bien el 15% que se registra hoy es alto comparado con los niveles históricos, es mucho menor al 25% que alcanza en otros países”, explica el ejecutivo de Cushman.
Una manera de minimizar aún más el riesgo es buscar pisos que estén alquilados por empresas que ya hayan reducido superficie luego de hacer sus análisis y encontrar el punto mínimo de metros cuadrados. En esos casos se prevé que ya no habrá nuevas reducciones, lo cual hace que la inversión sea más segura y esté menos expuesta a ese tipo de situaciones.
Por otra parte, también se prevé que pueda suceder con las oficinas lo mismo que pasó con los centros logísticos, donde después de tres años la vacancia comenzó a bajar. “En este momento hay mucha vacancia y bajaron los precios. Podría ser que en algunos meses baje la vacancia y suba el precio”, sostiene Viñas.
Las oportunidades están, y los interesados se mueven. De hecho, ya se realizaron en Buenos Aires transacciones por US$ 186 millones, con más de 32.000 m2 comprados por empresas nacionales e internacionales que buscan resguardar de la mejor manera el valor de los pesos que acumulan.
Todo indica que las medidas restrictivas pueden extenderse en el tiempo y hasta profundizarse. Por esa razón, es imprescindible para las empresas encontrar diferentes formas para dar curso al exceso de liquidez. La compra de inmuebles corporativos debe estar sin dudas en el menú de opciones.