No son los metros cuadrados: las empresas buscan ubicación, movilidad, colaboración entre equipos y una mejor integración entre los espacios de trabajo.

De las antiguas plantas de oficinas, llenas de pequeños despachos, a los grandes espacios que favorecen la interacción: la forma de organizar los lugares de trabajo está evolucionando. Con las nuevas tendencias también se incorporan áreas de entretenimiento para amenizar la jornada laboral y la posibilidad de hacer home office.

El trabajo empieza a ser visto como una experiencia y las empresas deben dar respuesta a partir de sus espacios propios, afirma la gerente de Project Management de Cushman & Wakefield Cono Sur, Valeria Hecht. En este contexto de cambio, la empresa líder de servicios inmobiliarios, Cushman & Wakefield, realizó un informe en que señala las principales tendencias que predominan en el mundo de los inmuebles corporativos.

Ubicación, ubicación, ubicación

“El lugar donde se instalan las oficinas es clave. Se buscan zonas con espacios más amplios, que puedan contener edificios diseñados para mejorar la experiencia de habitabilidad de los empleados”, afirma José Viñas, broker de Cushman & Wakefield.

Los cambios en las ciudades como Buenos Aires, donde ya no se encuentran grandes terrenos desocupados, generan una búsqueda de nuevas áreas, que no estén tan relacionadas con el centro de la ciudad y con la imagen institucional del edificio. El centro ya no es el principal lugar elegido por las empresas.

“Hoy se construyen inmuebles diferentes, que contemplan la relación con la naturaleza y el entorno. El edificio ya no representa al constructor ni a la empresa, sino a la comunidad que lo habita y sus actividades. Así, por ejemplo, el Distrito Tecnológico de Parque Patricios, la zona de Saavedra y los corredores Libertador y Panamericana, que incluyen parte de CABA y Zona Norte de Provincia se transformaron en nuevos puntos de desarrollo inmobiliario”, agrega Viñas.

Del transporte a la movilidad

Antes se pensaba que la oficina tenía que estar ubicada en un lugar con buen acceso a los medios de transporte; el razonamiento era simple: basados en el paradigma de que todo el trabajo se hacía en la oficina, las personas se trasladaban de la casa a la empresa y viceversa. Este paradigma, en gran parte basado en el modelo de las industrias, cambió y el concepto de transporte fue reemplazado por el de movilidad. Esto pone en valor la interacción entre la vida cotidiana de los trabajadores y su actividad laboral.

La ciudad permite movilizarse entre los diferentes lugares que generan valor para la persona: la oficina, la casa y también la escuela de los chicos, los lugares de reunión, las actividades de la vida personal, etc. Esto implica el uso de otros medios de transporte tales como la bicicleta, la peatonalización de las calles, el trasporte público y los centros de transferencia, lo que condiciona la ubicación de las oficinas y la actividad que en estas se desarrolla. Este tema es clave para los desarrolladores, que deben pensar en espacios de uso múltiple y ofrecer edificios que sean atractivos para esta modalidad.

Hacia un modelo colaborativo

Como modelo de trabajo, la colaboración es cada vez más relevante e impacta en la organización del espacio laboral de distintas maneras. Por un lado, a través de la generación de lugares internos donde las personas puedan colaborar entre sí, lo que modifica inevitablemente la configuración del espacio, que ahora tiende menos a lo individual y más a lo grupal. Por otra parte, en organizaciones dispersas geográficamente, se incorpora la tecnología, y se diseñan espacios para realizar videoconferencias que facilitan la comunicación remota entre los empleados.

Equilibrio entre concentración e interacción

Sin dudas, el trabajo colaborativo en espacios amplios necesita complementarse, por momentos, de un espacio que también permita la abstracción y la creación individual sin distracciones. Las herramientas y tecnologías que crean espacios que fomentan la interacción constante y, al mismo tiempo, satisfacen las necesidades individuales de los empleados, son fundamentales.

En relación con el funcionamiento del modelo colaborativo en las oficinas y la reacción de los empleados frente a los cambios en los espacios de trabajo, algunos informes señalan que, a partir de la implementación de los espacios abiertos, los trabajadores se habían quedado con poco espacio de focus, de atención a una sola cosa.

Por eso, se empezó a promover un equilibrio: que la innovación siga teniendo un lugar preponderante, de la mano de la colaboración, pero que, al mismo tiempo, haya espacios para que las personas puede enfocarse sin interrupciones desde el exterior. “Una solución es reemplazar las salas de reunión grandes por varias más pequeñas, para generar espacios alternativos. No se limita el espacio abierto, sino que se brinda un lugar específico para que los empleados se puedan focalizar”, reflexiona Hecht. Por eso, es clave el balance de los metros cuadrados: menos para trabajo individual y más para espacios de soporte. No se reduce la superficie total, pero sí aumenta la productiva.

Puede descargar el informe completo realizado por Cushman & Wakefield hacé clic aquí.

Ilustraciones del libro “Turbulencia generacional” de Paula Molinari. Ilustración de Klinko.

FUENTE: La Nación – Content Lab para Cushman & Wakefield.